Hay bodas que se viven… y luego están las que se sienten de principio a fin.
La de Saray y Joaquín, en Beneixama, fue de esas que te remueven por dentro y te dejan con una sonrisa permanente durante días. Una pareja increíble de Villena, amantes de la naturaleza y la montaña, que quisieron que su boda reflejara exactamente quiénes son: auténticos, aventureros y con un corazón enorme.
Desde el primer momento tuvimos claro que su historia no iba a ser una boda más. Durante la ceremonia, realizaron un gesto tan simbólico como original: ataron un nudo con una cuerda de escalada, el mismo tipo de cuerda que tantas veces los ha unido en sus rutas y aventuras. Un nudo que, más allá del gesto, representaba su unión firme, real y llena de propósito. Fue imposible no emocionarse.

El día, además, vino con una de esas casualidades que parecen guionizadas por el destino: una de sus mejores amigas dio a luz justo ese mismo día, así que hicimos una parada muy especial en el Hospital de Elda para compartir con ella un ratito lleno de emoción. Fue un momento único, de esos que te recuerdan que la vida siempre tiene maneras preciosas de entrelazar historias.
La celebración continuó en el Restaurante Mariola, en Beneixama, un lugar con encanto donde todo fluyó con naturalidad. Entre risas, abrazos y brindis, nos sentimos como uno más de la familia. Y eso, cuando haces fotografía y vídeo de boda, no tiene precio.
El resultado… simplemente increíble.
Cada imagen respira esa conexión tan suya, esa energía que solo ellos transmiten. Porque cuando una pareja vive su boda con tanta verdad, el trabajo detrás de la cámara se convierte en pura magia.
Gracias, Saray y Joaquín, por hacernos partícipes de vuestro gran día y por recordarnos, una vez más, que el amor, cuando se ata con el corazón, no hay quien lo deshaga. 🧡








