Una preboda entre risas, charlas y chapuzones (mentales) en el Cabriel

El pasado 4 de junio hicimos algo más que una sesión preboda. Nos fuimos a pasar la tarde con Marisa y Miguel Ángel, una pareja de esas que desde el minuto uno te caen bien. Son de Casas-Ibáñez, en Albacete, y se casan el próximo 20 de septiembre… pero antes tocaba calentar motores, romper el hielo con la cámara y, sobre todo, echarnos unas buenas risas.

El lugar no podía tener más rollo: La Terrera, un paraje cerca de su casa, junto al río Cabriel. Naturaleza, luz dorada, el sonido del agua de fondo y ese aire de pueblo que huele a verano, a escapada, a recuerdos de toda la vida. Nada de lugares forzados ni poses de Pinterest: simplemente ellos, en su terreno, siendo tal cual son.

No hubo silencios incómodos ni frases de “¿qué hacemos ahora?”. Desde que llegamos, aquello fue un no parar de hablar, de contar anécdotas, de bromear y de disfrutar como si lleváramos toda la vida conociéndonos. Y esa es la magia de las prebodas bien vividas: que al final te olvidas de la cámara y solo queda lo real.

Entre una carcajada y otra, fuimos sacando fotos que ahora no solo enseñan cómo son, sino lo bien que se lo pasan juntos. Su complicidad, su humor, esas miradas cómplices que se lanzan sin decir nada… Todo eso está ahí, sin filtros ni poses forzadas. Justo como nos gusta trabajar: dejando que las cosas pasen y sabiendo cuándo disparar.

Nos volvimos a casa con la tarjeta llena de recuerdos, pero sobre todo con la sensación de que lo que viene en septiembre va a ser muy grande. Si en una simple tarde junto al río ya nos lo pasamos así de bien, no queremos ni imaginar lo que será su boda.

Marisa, Miguel Ángel… gracias por regalarnos una tarde tan divertida y tan vuestra. Ya estamos contando los días para veros de nuevo y contar lo que, seguro, será un día inolvidable.

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