Cosas en las que se arrepienten las parejas después de casarse (y cómo evitarlas)

A veces, después de una boda, en lugar de hablar solo de lo bien que salió todo, también aparecen esas frases como:

“Ojalá hubiéramos hecho esto…”

“No pensamos en aquello…”

“Si lo volviéramos a hacer, cambiaríamos esto otro…”

Y no es que no hayan disfrutado de su día, que por supuesto que sí. Es simplemente que, entre tantos nervios, prisas, decisiones y expectativas, hay detalles que se escapan.

Como fotógrafo de bodas en Alicante, he tenido la suerte de acompañar a muchísimas parejas en uno de los días más importantes de sus vidas. Y también he escuchado, después, esas pequeñas cosas de las que algunas se arrepienten.

Por eso, hoy quiero compartirlas contigo. Para que no te pasen. Para que puedas vivir tu boda con la tranquilidad de que todo lo importante está cubierto, y lo disfrutes como se merece.

1. No contratar vídeo de boda

Esta es, sin duda, una de las más comunes.

Muchos piensan al principio que con la fotografía es suficiente. Que el vídeo se puede dejar para otra ocasión, o que no es tan esencial. Pero cuando pasa el día y se dan cuenta de cuántos momentos se escapan entre emociones y abrazos… aparece el:

“Nos hubiera encantado tenerlo grabado”.

El vídeo tiene algo que las fotos no pueden dar: el sonido, el movimiento, las voces, la música, los gestos que solo duran segundos… Es volver a revivirlo todo de verdad.


2. No dedicar tiempo para una sesión a solas

Ese pequeño rato a solas después de la ceremonia, donde los novios se escapan unos minutos con su fotógrafo para hacer algunas fotos en calma, sin prisas, solo ellos dos… muchos lo acaban recordando como su momento favorito del día.

Pero hay parejas que no lo incluyen, pensando que no tendrán tiempo o que es mejor aprovechar cada minuto con los invitados. Y luego se arrepienten.

¿Por qué?

Porque suelen ser solamente 15 minutos, ese ratito es una burbuja de paz en medio de un día lleno de gente, emociones y estímulos.

Y porque, además, las fotos que salen de ahí suelen ser las más íntimas y bonitas de todo el reportaje.


3. No delegar lo suficiente

“El día de la boda me pasé pendiente de los detalles…”

“He estado tan estresada que casi no disfruté…”

Sí, es vuestro día. Pero eso no significa que tengáis que llevarlo todo encima. Contratar a profesionales de confianza y delegar en familia o amigos tareas concretas puede marcar la diferencia entre un día caótico y uno verdaderamente disfrutable.


4. No invertir en fotografía profesional

Este es un tema delicado, pero necesario.

A veces, por ahorrar, algunas parejas deciden no contar con un fotógrafo profesional de bodas, o confiar en alguien que no tiene experiencia real en este tipo de eventos.

Y después llegan los arrepentimientos.

Las bodas pasan volando. Literalmente. Y cuando todo termina, lo que queda son los recuerdos… y las imágenes que los guardan.

No es solo tener fotos bonitas. Es tener imágenes que te hagan revivirlo todo, que te emocionen dentro de cinco, diez o veinte años.


5. No pensar en la iluminación del espacio

Una boda de tarde, o un banquete en interior mal iluminado, puede afectar más de lo que parece tanto a la atmósfera como al resultado fotográfico. A veces se dejan detalles como la iluminación en segundo plano, pero es clave tanto para disfrutar como para capturar bien cada momento.

Como fotógrafo, siempre intento adaptarme a cualquier situación, pero si desde el principio se cuida este aspecto, el resultado final mejora muchísimo.


6. Intentar complacer a todo el mundo

Este es un clásico: tomar decisiones pensando más en los demás que en vosotros mismos.

El menú, la música, la decoración, incluso los horarios… hay muchas parejas que, por no “quedar mal”, acaban organizando una boda que no es 100% suya.

Y luego lo sienten.

Haz vuestra boda a vuestra manera. Si queréis hacer el primer baile disfrazados de dinosaurios, como Laura y David, hacedlo. Si preferís una ceremonia íntima sin protocolo, hacedlo. Porque cuando sois fieles a vosotros mismos, todo fluye.


Si hay algo que he aprendido después de tantos años como fotógrafo de bodas en Alicante, es esto: cada boda es única, y la clave está en vivirla con libertad, consciencia y confianza en quienes os acompañan.

Espero que estas reflexiones os sirvan para tomar decisiones con el corazón, sin miedo y sabiendo que lo más importante no es que todo salga perfecto… sino que sea auténtico, sea vuestro y lo disfrutéis al máximo.

Y si puedo ayudarte a capturarlo como se merece, aquí estaré. Con la cámara preparada… y muchas ganas de contar vuestra historia.

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